lunes, 14 de enero de 2013
El hombre es bueno por naturaleza
En 1750 Rousseau se presenta en la
Academia de Dijón, la cual había creado un concurso de ensayos
(muy típicos de esa época) con el tema de: ”¿Han
sido las ciencias y las artes beneficiosas para la moral de la humanidad?”.
Rousseau ganó el concurso con un ensayo pesimista y que sin duda
marcó sus posteriores obras e ideas. Criticó duramente las
ciencias y artes por haber sido las culpables del abandono por parte del
hombre de su “estado natural”. Esta crítica la planteó
desde una hipótesis que chocaba frontalmente con el pensamiento
imperante de la época, representado por Hobbes
y su famosa frase del “hombre es lobo para el hombre”, y con
la cual se justificaba que existiera un gran monstruo controlador, “El
Leviatán” (un estado todopoderoso), para poder convivir unos
con otros. Este planteamiento fue utilizado para que pareciera necesario
el sistema político imperante: el poder absoluto del monarca. Rousseau,
a diferencia de Hobbes, no pensaba que el hombre fuera malo por naturaleza,
sino todo lo contrario. El hombre es bueno e inocente por naturaleza,
lo que le corrompe es la sociedad. El “buen salvaje”, concepto
que utilizaba mucho, vivía feliz hasta que aparece el egoísmo,
hasta que un buen día aparece el ansia de riqueza, es decir, la
propiedad y con ella la sociedad y la injusticia.
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