IDEAS PRINCIPALES:
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Algunos informes consideran este credo como uno de los factores
principales de la pobreza y el hambre en la zona, al mermar la eficiencia
agrícola. Pero si observamos los datos sobre el ganado vacuno, vemos que
existen muy pocos bueyes, animal que junto con el búfalo de agua, son la
principal fuente de tracción para arar campos. La falta de tracción animal es
un grave peligro para las familias campesinas, que pueden perder sus
propiedades. Las vacas cebú paren bueyes, no están especializadas en la fabricación
de leche como las occidentales, aunque la que producen ayuda al sustento de sus
dueños. El sistema industrial hindú además consume muy poca energía en
comparación con las modernas agriculturas occidentales.
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Por otro lado, se consigue un mayor aporte calórico cuando se
consumen directamente las plantas que a través del consumo de animales, y su
carne no se desperdicia pues existen castas inferiores que la consumen, una vez
muerta. No existe competencia con el hombre por el alimento, puesto que las
vacas consumen mayoritariamente desperdicios, convirtiendo artículos de poco
valor en productos de utilidad inmediata, como la leche.
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El amor a las vacas ayuda a sobrevivir a los humanos en un
ecosistema de bajo consumo de energía, donde no existe margen para el despilfarro.
Así se demuestra que la India utiliza su ganado vacuno de forma más eficaz que
EE.UU., no porque los animales sean más productivos, sino porque aprovechan
todos sus productos.
DATOS OBJETIVOS:
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El mismo Gandhi comprendió que el amor a las vacas tenía
consecuencias diferentes para ricos y pobres, y que iba aparejado a la
agricultura en pequeña escala y al sistema tradicional de vida hindú. El 43%
del ganado vacuno hindú se divide entre el 62% de las granjas pobres, que en su
totalidad sólo suponen el 5% de los pastizales de la India. La economía de las
familias pobres campesinas sería la única afectada por su reducción. Existe
además una proporción entre vacas y bueyes de 70/100 que es provocada por la
acción humana mediante el sacrificio de becerros hembra, pero siempre de forma
indirecta y no reconocido públicamente. Y esta proporción varía según las zonas
y los cultivos, en función principalmente de la cantidad de agua de regadío
disponible, ya que en los arrozales se utiliza el búfalo de agua y el número de
vacas desciende a un 47/100. Lo cual demuestra que el número de vacas se adapta
a las diversas zonas agrícolas.
CONCLUSIÓN DEL AUTOR:
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El tabú para Harris, sería un producto de la selección natural que
combate la tentación de vender o matar las vacas en las épocas de sequía, pues
aunque sobrevivan, las familias luego no podrán arar sus campos. La
supervivencia hasta la vejez de animales inútiles es el precio que se paga por
proteger animales útiles en épocas de penuria.
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